Mientras en el fútbol argentino se espera por su regreso al banco, Martín Palermo se dio un gusto que emocionó a los fanáticos. A sus 51 años, el ídolo de Boca -hoy entrenador- volvió a calzarse los botines y participó de un torneo amateur en General Rodríguez, donde no solo fue la gran atracción de la jornada sino que además convirtió un gol de esos que remiten directamente a su época dorada.
Con la camiseta número 7 y sus movimientos intactos, Palermo se robó todas las miradas en la Copa de Plata de la categoría +50 del Mundialito Senior, un torneo que reúne a jugadores veteranos con pasado profesional. Y como no podía ser de otra manera, el Titán hizo lo que mejor sabe: marcar goles con una destreza de otro nivel.
La jugada de Palermo fue una pintura. Recibió como centrodelantero retrasado, descargó hacia la derecha y se metió al área como en sus mejores tiempos. La pelota le llegó bárbara y la empalmó de zurda, de volea cruzada, imposible para el arquero.
Un gol que no solo definió el partido, sino que además desató la ovación de los presentes, que celebraron ese gol tan fiel a su marca registrada. El equipo en el que jugó Martín terminó alzándose como el campeón del certamen, todo gracias a la calidad del histórico goleador.
MARTÍN PALERMO DEMOSTRÓ ESTAR INTACTO Y METIÓ UN GOLAZO A LO BOCA
Este regreso simbólico al campo de juego llega mientras Palermo aguarda una nueva oportunidad para dirigir, tras su destacada campaña en Olimpia de Paraguay, donde se consagró campeón del Clausura 2024. Sin embargo, en abril de este año fue despedido del cargo tras un mal comienzo en la temporada.
Cabe recordar que el pasado mes de abril rechazó una oferta para dirigir a Unión de Santa Fe, dejando en claro que su idea es esperar una propuesta que lo seduzca por proyecto y competencia. En el fútbol argentino, su última experiencia fue en Platense, equipo al que llevó a la final de la Copa de la Liga 2023.
Más allá de su experiencia, los números y su futuro como DT, lo que está claro es que el ídolo sigue intacto. En una cancha de barrio o en un estadio lleno, Palermo sigue siendo Palermo. Con el gol entre ceja y ceja, con esa destreza para anotar e incluso si se trata de un contexto amateur, lo que nunca cambia es ese amor por el fútbol que se mantiene a prueba de todo.