23 agosto, 2025

Los bancos y el Gobierno ahora se cruzan por las ganancias

A las 10 de la mañana del miércoles 13 de agosto, un importante banquero recibió el llamado de un amigo “del sistema”. La charla duró menos de dos minutos. Ese día por la tarde el Gobierno iba a anunciar un aumento de los encajes, es decir, subía el porcentaje que las entidades financieras tienen que dejar inmovilizado en el Banco Central (BCRA).

La noticia no le cayó bien. “Es una decisión de arriba”, dice el banquero que le dijo el funcionario que lo llamó. La primera lectura que hizo sin tener los detalles de la medida fue que el Gobierno se había definido por mantener un tipo de cambio estable y, si fuera posible, con una mayor revalorización del peso, a cambio de ponerle un freno de mano a la economía.

A la tarde de ese mismo día la noticia ya era oficial. Y 24 horas más tarde el BCRA convocó a los bancos a una reunión técnica para entender la parte operativa de la norma.

Santiago Bausili, presidente del Banco Central. Foto AFP

Los banqueros, ya con la información del BCRA, intercambiaron mensajes y llamados durante el sábado y el domingo con sus casas matrices y entre los propios managements. En la semana las reuniones siguieron, pero con el Gobierno. Es en esta instancia donde el BCRA se reunió con el Galicia, el Macro, el Santander y el BBVA, los cuatro bancos privados más grandes de la Argentina. Si se suma el Nación, la representación del sistema cobró forma.

“Las medidas fueron durísimas”, dice una fuente del sistema financiero de uno de los bancos que participó de la reunión. “La política que se venía hablando con el BCRA de ir bajando los encajes voló por el aire”, afirma.

En los bancos creen que el Gobierno parte de un error de diagnóstico y que eso es resultado de pensar que hay dinero suelto que se transforma en dólares. En definitiva, para las entidades el Gobierno pensó que había $ 3.000 millones en la calle y que con esos pesos se comprarían dólares. Esa es la explicación que encuentran para la suba de encajes que pasó de 45% a 50%, porque esos 5 puntos suman $ 3.000 millones, justo el dinero que no había entrado en la licitación de hace 10 días y que generó un ruido grande entre el equipo económico y los bancos.

La parte que más molesta a los bancos es la del encaje diario y no mensual. A modo de ejemplo, si un banco tiene que recibir 100 y recibe 110, tiene más dinero inmovilizado y si recibe 90 tiene que pagar multa por lo que no logró cubrir. Por lo tanto, aseguran que hay una suba de encaje encubierto si tienen más del límite.

Tal situación provoca una alta volatilidad ante la falta de pesos para cubrir posiciones que tienen algunos bancos. El ministro de Economía, Luis Caputo, reconoció que durante estas semanas, el mercado estará marcado por la fuerte volatilidad de las tasas, pero calificó la situación de coyuntural.

El otro inconveniente que ven los bancos es la recesión. Dicen que será inevitable. Y por eso le dan poca vida a las flamantes medidas del Gobierno. La paz que se pide es aguantar con los encajes hasta las elecciones. De esta manera el dólar planchado tiene grandes chances de seguir así.

“Lo que más molesta y preocupa es que parece una medida dogmática”, dice un referente del sector financiero que prefiere mantenerse en el anonimato. “Lo entiendo como una bajada de línea indicando que hay que secar a los bancos”, explica.

¿Y el costo? Con tasas volátiles las posibilidades de préstamos y de refinanciaciones son menores. En el mercado dicen que a esto se puede sumar que las empresas que no pueden ser refinanciadas tienen grandes posibilidades de no pagar los créditos.

“Lo que no se tiene en cuenta es que hay otro costo, que no tiene que ver con el dinero: se van a paralizar más los créditos. De hecho, ya venían cayendo precisamente por la suba de las tasas y por el alza de la morosidad que se duplicó en el último año”, dice una fuente no oficial de una entidad de origen europeo que por estas horas está lidiando con un fraude millonario que perjudica a uno de sus principales clientes en la Argentina.

Está claro que otra preocupación que se les suma a los ejecutivos es que la medida que tomó el Gobierno afectará la rentabilidad de los bancos.

En el Gobierno, en off the record, devuelven la piedra. “Los bancos se cansaron de maltratar a la gente y no solo en las sucursales o cuando un cliente tiene que dar de baja un servicio. Tuvieron por años la renta, y algunos la siguen teniendo, de la plata que la gente tiene en sus cuentas sin remunerar y que ellos sí remuneran, y ahora ponen el grito en el cielo porque van a tener menos rentabilidad”, dice un funcionario que ve de cerca los números de los bancos.

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