Fue un fin de semana sumamente especial y emotivo para Jorge Drexler. Y para sus fans, claro. Eran dos recitales en el inmenso Movistar Arena, viernes y sábado por la noche, ante un total de 20 mil personas, lo que él mismo señaló como su mayor convocatoria.
Hubo muchos momentos claves a lo largo de ambas noches, con canciones coreadas por todo el estadio, incluso un tema (La aparecida) cantado con un afinadísimo chico del público y otro (Soledad) con el invitado Kevin Johansen.
Pero en el medio de tanta alegría y felicidad, el cantautor uruguayo decidió que no podía dejar de lado su preocupación por la guerra que se acaba de desatar en Medio Oriente y decidió iniciar la segunda noche de una manera diferente.
A solas con su guitarra, salió al escenario y advirtió que se trataba de una aparición fuera de programa, que iba a cantar un tema y decir unas palabras porque no podía ser indiferente a lo que estaba ocurriendo en el mundo.
«Es difícil decir algo, pero tengo canciones que dicen cosas y prefiero que hablen las canciones. Voy a cantar una para ustdes, luego voy a salir y va a empezar el concierto. Haremos un pacto entre ustedes y nosotros: esto no ha pasado y es algo que quería hacer: mandar un mensaje de amor a todas las personas, a todos los civiles israelíes que han sufrido y a todos los civiles de Gaza y Cisjordania».
Jorge Drexler en Movistar Arena. Foto gentileza Ignacio Arnedo.Enseguida hizo Polvo de estrellas, su tema con versos como «Toda la gloria es nada, toda vida es sagrada».
Cierre de gira
A casi un año y medio de sus seis presentaciones del por entonces flamante disco Tinta y tiempo en el teatro Gran Rex, Jorge Drexler iba a hacer una fecha en el enorme Movistar Arena, pero la demanda de entradas obligó a encarar una segunda noche, que también se agotó, confirmado su enorme popularidad y poder de convocatoria.
Lo acompañó la misma banda: Javier Calequi (guitarra eléctrica, bajo y coros), Meritxell Neddermann (piano y coros), Carles “Campi” Campón (bajo, loops, samplers y coros), Borja Barrueta (batería y coros), Gala Celia (percusión), Alana Sinkëy (voz) y Miryam LaTrece (voz).
Jorge Drexler junto a su banda de la gira «Tinta y tiempo». Foto gentileza Ignacio Arnedo.También arrancó con la misma introducción de mensajes de audio de su prima Alejandra Melfo, con reflexiones sobre física, la evolución y el amor, que dieron pie a la letra de Plan maestro.
Con saco y pantalón blanco, Drexler se mostró más desenvuelto que aquel debut del 2022, y dio un show más conciso y directo, sin tantos parlamentos y explicaciones. El resultado fue una sucesión impecable de los mejor de su amplio repertorio, todo festejado y ovacionado por un público entusiasta.
El escenario se veía despojado, con un enorme telón de fondo que podía cambiar de color con la iluminación y hacer guiños a la tapa del último disco o al logo de Spotify.
Hubo de todo, desde aquellos temas clásicos que forjaron el primer vínculo con el público local (Sea, La edad del cielo, Me haces bien) hasta el material más reciente (Cinturón blanco, Tocarte, ¡Oh algoritmo!).
En un momento incluso recordó un tema de su primer cassette de 1992, en los albores de su decisión de dedicarse de lleno a la música y dejar de ser otorrinolaringólogo.
Cerebral y emotivo a la vez
Jorge Drexler se caracteriza por dominar a la vez sus impulsos de perfección y de espontaneidad. Tiene todo preparado con minuciosidad pero se permite improvisar y salir de su área de comfort. La música suena impecable y los movimientos son ensayados al mejor estilo de maestros como Caetano Veloso y David Byrne, pero en el camino se transmite un estilo indudablemente personal y único.
Kevin Johansen, invitado sorpresa en una de las fechas de Jorge Drexler en Movistar Arena. Foto gentileza Ignacio Arnedo.El resultado es sencillamente exquisito y hechizante, tal como viene sucediendo desde aquellas antológicas noches en salas como El Club del Vino y que sigue provocando magia, asombro y felicidad.