El escándalo por los presuntos sobornos en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) sumió al Gobierno de Javier Milei en su momento más crítico. Diego Spagnuolo, extitular del organismo, apareció en audios en los que menciona a Karina Milei y a Eduardo “Lule” Menem como beneficiarios de coimas con medicamentos en la ANDIS, pero lo que aterroriza a la Casa Rosada no es lo que ya se escuchó, que nadie negó, sino las versiones que empezaron a circular en las últimas horas sobre que Spagnuolo podría “decirle la verdad” a la Justicia, algo que habría sostenido en el seno de su familia. Y todavía más, hay quienes ya lo ven como un posible “arrepentido” en el futuro si su situación judicial llegara a complicarse.
La filtración de las grabaciones de Spagnuolo se convirtió en la erupción de un volcán. “Tengo todos los chats con Karina”, señala el exfuncionario en una de las conversaciones, en las que además mencionaba a Daniel Garbinelli, director de Acceso a los Servicios de Salud de la ANDIS. El hecho de que el Gobierno llo haya apartado de la ANDIS es un dato puntual que aporta “credibilidad” a los audios, más aún si se dispuso la inmediata intervención de la ANDIS.
Los audios no sólo lo incriminan a Milei: rozan de lleno a la hermana del Presidente y al operador clave de la familia Menem dentro de la Casa Rosada. Lo inquietante es que aún nadie sabe quién los grabó, ni cómo salieron a la luz. Eso desespera al Gobierno, que no sabe a quien culpar “por el desastre”.
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Lluvia de memes (y hasta jingle) contra Karina Milei por las supuestas coimas de los audios de Spagnuolo
En Balcarce 50 hay versiones cruzadas: algunos acusan a la interna con Santiago Caputo, otros prefieren apuntar a la vice Victoria Villarruel, enfrentada como se sabe con los Milei. Lo único claro es que la bomba ya explotó y nadie confía en nadie.
Hasta la medianoche de este jueves, cuando su desplazamiento se oficializó en el Boletín Oficial, Spagnuolo todavía intercambiaba mensajes con la mesa chica libertaria. Le pedían explicaciones y le exigían que dejara el cargo. De pronto, el abogado dejó de atender el teléfono. Fue entonces cuando se activó un operativo de emergencia: cortar todo contacto y preparar la salida.
Al mismo tiempo, el Presidente dispuso la intervención de la ANDIS y nombró a Alejandro Vilches como auditor, una propuesta avalada por el ministro de Salud, Mario Lugones, y el asesor presidencial, Santiago Caputo.
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Desde entonces, el Gobierno intenta blindar por todos los medios a Karina Milei con un recurso de manual: el silencio público y la orden de continuar con la agenda política como si nada hubiera ocurrido.
Pero lo que aterra a la Casa Rosada no son las notas periodísticas ni las especulaciones en redes sociales. El verdadero temor es que Spagnuolo hable. El exfuncionario, abogado de profesión y viejo amigo de Milei, conoce mejor que nadie los riesgos legales que enfrenta. Sabe que puede terminar convertido en el chivo expiatorio de una causa que escala cada día.
La figura del “arrepentido”: ¿Un misil político?
Spagnuolo también sabe que existe una puerta de salida: la figura del “arrepentido”, que le permitiría reducir su condena a cambio de aportar pruebas que comprometan a sus superiores. Un eventual Spagnuolo en esa posición equivaldría a un misil político.
El escándalo que complica a Karina Milei y a los Menem
En la Casa Rosada lo admiten en privado: si aparece en televisión como arrepentido, “se puede ir todo a la mierda”. De hecho, hay una versión que indica que el miércoles, antes de ser expulsado de su cargo, Spagnuolo le habría confiado a su madre que defendería su apellido y contaría “quién robó”.
Esa frase, en boca de un insider con pruebas documentales y vínculos directos con Javier y Karina Milei, resuena como una amenaza letal. La incertidumbre es total: nadie descarta que existan más audios, incluso una cámara oculta, lista para emerger en los próximos días.
El estallido llegó en el peor momento. Mientras el oficialismo ya atravesaba turbulencias por el traspié judicial del ministro de Salud en la causa del fentanilo contaminado, y el Caso $Libra avanza con la creación de una comisión investigadora en la Cámara de Diputados, las tensiones internas entre Karina Milei y Santiago Caputo se agudizan.
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La secretaria general de Presidencia acusa -en off the record- a Caputo de haber orquestado la difusión de las grabaciones. El asesor estrella de Javier Milei, a su vez, señala a los Menem y apunta, incluso, contra Victoria Villarruel, que, de nuevo, queda en el centro de una pelea con la gestión libertaria.
Pero detrás de esa pelea se esconde una disputa mayor: Martín Menem pretendería reemplazar a Guillermo Francos en la jefatura de Gabinete, y cada paso en falso se usa como arma en una guerra de desgaste.
Mientras tanto, Spagnuolo sigue siendo la pieza central. Su condición de abogado lo hace doblemente peligroso: no sólo conoce el funcionamiento del poder, sino que entiende cómo negociar su supervivencia en el terreno judicial. Si decide hablar, ya no habrá operativo despegue que alcance. Y si calla, quedará reducido a lo que siempre temió: el chivo expiatorio de un sistema que lo usó hasta que estalló la primera grabación.
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La verdadera pesadilla del Gobierno no son los 200.000 dólares secuestrados este viernes –sospechosamente distribuídos en distintos sobres- por la Policía de la Ciudad en Nordelta a Emmanuel Kovalivker, directivo de la droguería Suizo Argentina, señalada como la intermediaria para el cobro de las coimas. Tampoco el celular y las computadoras secuestradas en Pilar a Spagnuolo.
La pesadilla tiene nombre, apellido y una decisión pendiente: Diego Spagnuolo, el hombre que sabe demasiado y que puede, con una sola confesión, dinamitar los cimientos del poder libertario.
NG