Elisa Carrió juega al misterio. “Lo mío (por su candidatura) es una incógnita. Lo sabremos el 14”, dijo en un video de Instagram tropezando con las fechas, porque el cierre de listas es el 17. No hubo segunda toma. Quedó así. Y al que no le gusta, que no le guste.
Carrió anunció que se jubilaba de la política en 2019 y lo hizo efectivo a principios del año siguiente. Se recluyó en su chacra en Exaltación de la Cruz, en una casa que le llevó muchos años construir, y desde allí monitoreó el devenir de su espacio, la Coalición Cívica, y de la política en general. Nadie de los que conocen a “Lilita” en profundidad creyó que ese retiro era para siempre.
De hecho, amagó con ser candidata a gobernadora en el ’21, y a presidente en el ’23 “para garantizar la unidad de Juntos por el Cambio”, decía. No pasó: ni ella se presentó, ni la coalición que unía al PRO, la UCR y su CC consiguió mantenerse unida.
La gestación.
La candidatura a diputada por la provincia de Buenos Aires viene germinando desde hace un año. En junio del 2024 ya anticipaba que iba a participar: “Probablemente, el año que viene me presente”, decía. Aunque hasta allí aspiraba a una banca en el Senado por Capital. Cambió de jurisdicción y, por lo tanto, también de cámara.
Otra cosa vaticinaba “Lilita” hace más de un año que terminó por ocurrir: el final de la coalición con la que Mauricio Macri llegó a la presidencia. “Hay que anticiparse. Voy a ser candidata por la Coalición Cívica. No me gusta esa forma de hacer política de Juntos por el Cambio”, indicaba.
Para marzo de este año, ya había cambiado de estrategia, aunque no de objetivo. El “plan volver” seguía en marcha, pero ahora con la intención de aspirar a una banca en Diputados. Yo voy a ser candidata por la provincia de Buenos Aires por si viene una crisis. Viendo la geopolítica”, avisaba en una entrevista en LN+, dándole un tono épico a su regreso. Y completaba: “Es mi último tren. Yo tengo que ir a la Provincia para acompañar a grandes diputados. Acá hay algunos que van a ser candidatos extraordinarios. Es decir, son gente preparada, íntegra”, decía sobre la lista que venía elaborando.
La última pista, previa a la confirmación de su candidatura, la dio en un video de Instagram donde hizo la presentación de Maricel Etchecoin, su “hija dilecta”, que será candidata en Provincia. Allí lanzó la incógnita sobre su futuro. “Saben que ahora soy bonaerense, porque acá vienen los pobres del norte. Donde está el campo y la ciudad que yo amo. Donde elegí vivir y donde me voy a morir. En Capilla del Señor”, agregó con tono epopéyico.
Pero no todo está resuelto: la Coalición Cívica no se inscribió en ninguna alianza el 7 de agosto, por lo tanto Carrió debería acordar su candidatura con algún frente de los de centro. En su espacio venían teniendo conversaciones con Facundo Manes, antes de que el neurocientífico pegara el salto a la Ciudad para sumarse a Ciudadanos Unidos, la versión AMBA de la liga de gobernadores que llamaron Provincias Unidas. Ese movimiento inesperado la dejó pedaleando en el aire.
Por eso Carrió habla de una candidatura “incógnita”. No sólo porque juega al misterio, sino porque, al cierre de esta edición, seguía negociando un espacio que no le es propio. No es fácil: su equipo debe evaluar si nunca acusó de un delito o criticó fuertemente a sus posibles aliados. Es que después de tantas denuncias, en la Coalición Cívica miran todo con mucho detenimiento. Por ahora, Emilio Monzó y Margarita Stolbizer, que armaron una “tercera vía”, podrían darle cobijo a “Lilita”.
Armadora.
Donde sí consiguió que las negociaciones fluyeran fue en Capital. Carrió fue artífice de una coalición que apoya Horacio Rodríguez Larreta y que tiene a Hernán Reyes como candidato a diputado y a Graciela Ocaña como candidata a senadora. Hagamos Futuro, la nombraron.
Significa, además, la reconciliación de “Lilita” con Ocaña. Fueron amigas, pero el kirchnerismo las separó en 2004, cuando aún todavía no se hablaba de la grieta. La “Hormiguita” había aceptado la propuesta de Néstor Kirchner de ser interventora del PAMI y por eso Carrió la había apodado Judas. Las investigaciones políticas sobre la corrupción K y las denuncias por las amenazas de Hugo Moyano las fueron acercando otra vez. El tiempo ya curó las heridas.
El regreso de Carrió a la arena política tiene un trasfondo. “Lilita” debe garantizar que la Coalición Cívica sobreviva en el Congreso. En este 2025 pone en juego cuatro bancas: a Marcela Campagnoli, Paula Oliveto, Victoria Borrego y Juan Manuel López se les termina el mandato. Ahora debe acomodar a su espacio para seguir teniendo presencia legislativa. Por eso presiona con su candidatura y muestra su histrionismo en redes.
Ya denunció penalmente a Javier y Karina Milei. En este caso por tráfico de influencias. “La cajera es Karina. Así como en 2003 dije que el cajero era De Vido, ahora lo digo de ella”, dijo sobre el escándalo Libra. Carrió puso primera. Sea candidata o no, ya está de vuelta en la política.