Luego de rechazar la foto con el Gobierno nacional, los gobernadores hicieron su propio encuentro junto a la Sociedad Rural en Río Cuarto, provincia de Córdoba. A la cabeza estuvo Juan Schiaretti, del peronismo cordobés, exgobernador y excandidato a presidente. Lo acompañaron Martín Llaryora, actual gobernador de Córdoba, Maximiliano Pullaro de Santa Fé (UCR), Carlos Sadir de Jujuy (UCR) y Gustavo Valdés de Corrientes (UCR). Faltaron los del sur, Claudio Vidal de Santa Cruz e Ignacio Torres de Chubut (PRO).
“Vamos a construir la primera minoría en el Congreso y vamos a poner al próximo presidente de la Argentina”, dijo Pullaro, con una confianza desmedida ante el nivel de crisis que atraviesa el régimen de partidos en la democracia argentina. Tras la estrepitosa derrota electoral de Javier Milei, el Gobierno libertario buscó acercar a los gobernadores en una mesa federal, pero solo consiguió una foto con Alfredo Cornejo de Mendoza (UCR), Rogelio Frigerio de Entre Ríos (PRO) y Leandro Zdero de Chaco (UCR).
El evento en Río Cuarto tuvo de protagonista a las patronales del campo, a quienes prometieron eliminar las retenciones; según Schiaretti, “el impuesto más distorsivo que existe en Argentina”. La baja en los derechos de exportación que hizo Javier Milei no alcanzó para contentar a la Sociedad Rural. La puja por la devaluación es un interés central para las patronales exportadoras, cuyos negocios más jugosos se miden en dólares.
“Somos la expresión del interior productivo, de la producción y el trabajo” -fue otro slogan de Schiaretti- “Todos nuestros gobernadores tienen equilibrio fiscal, pero no hecho a los hachazos como el del Gobierno nacional”. Se trata de un intento de armar una alternativa de centro derecha, que continúe con el ajuste y con reformas que quiten derechos, tal cual pide el Fondo Monetario Internacional; pero de formas políticas más moderadas.
Los presenten rechazaron el veto presidencial a la ley sobre los Aportes del Tesoro Nacional a las Provincias (ATN): esta supone la entrega automática y diaria de fondos millonarios para las provincias. Fue este el objetivo que unió a los gobernadores de todas las fuerzas políticas, incluido a Kicillof. Aunque en el encuentro de éste viernes, Valdés se encargó de recalcar “No somos un ATN”: Provincias Unidas quiere mostrarse con vocación de poder. También rechazaron el veto a la Ley de financiamiento Universitario y a la Emergencia en Pediatría (Hospital Garrahan).
“Queremos llevar hombres y mujeres al Congreso Nacional para empezar a construir esta Argentina grande. Estamos construyendo un proyecto distinto, federal, de sensatez, de concordia, con una mirada productiva e integradora”, enfatizaron. El evento fue un intento de lanzar una alianza para jugar en las elecciones legislativas nacionales de octubre y probar su filo de cara al 2027.
Pero hubo dos gobernadores -previamente comprometidos- que faltaron. No fue Claudio Vidal, quien hizo de Santa Cruz uno de los clientes principales de la farmacéutica Suizo Argentino -involucrada en las coimas de Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem. Y tampoco estuvo el gobernador del PRO Ignacio Torres, que el miércoles se mostró junto al ministro Luis Caputo en la firma de pactos que compensan deudas de la provincia de Chubut. También fue compensado Osvaldo Jaldo de Tucumán (PJ) con transferencias para la creación de viviendas, luego de felicitar a Kicillof por el triunfo en las elecciones bonaerenses.
La inflexibilidad del gobierno de Milei de soltar a las provincias los fondos coparticipables, motorizó la unidad de los gobernadores en torno a la ATN. Pero las negociaciones parciales con Caputo y los faltazos en Río Cuarto, muestran lo poroso de estas alianzas. Hace un mes, Torres había dicho “En 2027 podemos tener un candidato a presidente”, pero éste viernes no se hizo presente para respaldar el evento de Provincias Unidas; quizás por estar ocupado en la obra pública que le facilitó el ministro de Economía para las rutas nacionales que cruzan Chubut.
Es que no hay diferencias de fondo con el plan económico del Gobierno que es el del Fondo Monetario Internacional. Lo que cada gobernador menciona como “equilibrio fiscal”, no es más que el ajuste persistente sobre el pueblo trabajador y los recursos que garantizan derechos para las mayorías. La moderación de este sector es de formas, no de contenido. Marcan límites, por ejemplo con el brutal ataque del Gobierno hacia el Hospital Garrahan; pero es una respuesta demagógica ante meses y meses de resistencia de los trabajadores de la Salud. Gran parte de estos caudillos permitieron la aprobación de la Ley de Bases, sustento legal para la motosierra del Gobierno y todos los ataques.
“No tenemos que volver atrás. El kirchnerismo no vuelve más al gobierno. Provincias Unidas es un proyecto que mira al futuro con el campo, industrias, litio, petróleo, gas”, explicó Pullaro. Anti-kirchnerismo, equilibrio fiscal, beneficios para las patronales del campo y extractivismo para las grandes multinacionales. ¿Dónde está el beneficio para el pueblo trabajador y las mayorías populares?