El intercambio de detenidos negociado entre la administración de Donald Trump y la de Nicolás Maduro logró que el chavismo libere a ciudadanos estadounidenses y de otros cinco países, y sus negociaciones habían abierto una ventana de esperanza para los familiares del gendarme argentino Nahuel Gallo, por si podía ser incluido en la lista de liberados. Sin embargo, finalmente Gallo no estuvo en el grupo que viajó a El Salvador, y trascendió que el secretario de Estado Marcos Rubio hizo el intento de que el argentino pudiera ser liberado, pero las exigencias de Maduro por el gendarme fueron consideradas por la Casa Blanca como “imposibles de cumplir”.
Hace 96 horas, una llamada desde Washington puso en alerta al Gobierno argentino sobre el tema. El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, negociaba con Caracas la liberación de diez ciudadanos, entre estadounidenses y de otras cinco nacionalidades, incluidos hasta un ciudadano peruano y otro uruguayo, y sobre la mesa estaba también el nombre de Nahuel Gallo, el gendarme argentino desaparecido en Venezuela desde hace meses.
Esa inclusión de prisioneros no estadounidenses alimentó la expectativa en torno al prisionero argentino. Según fuentes al tanto de la negociación, Gallo figuraba en el puesto 11 de una posible lista de liberados, incluso antes que el uruguayo Fabián Buglione Reyes, quien finalmente quedó en la nómima final de quienes pudieron dejar atrás el horror de las cárceles venezolanas.
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Desde el primer momento, el Gobierno argentino siguió de cerca cada movimiento. Se sabe que Estados Unidos considera a la Argentina de Milei como aliado estratégico en la región, y esa visión geopolítica se traduce en apoyos diplomáticos claves, como en el caso del FMI, o el que la Casa Blanca hizo en la candente causa YPF o el posible acuerdo por los aranceles recíprocos. En este marco, el canciller Gerardo Werthein y la ministra Patricia Bullrich venían desplegando gestiones, públicas y reservadas, para lograr la libertad del gendarme.
La operación fue inusual: Estados Unidos aceptó liberar a 252 venezolanos que estaban presos en la megacárcel del Cecot, en El Salvador, acusados de integrar la banda criminal Tren de Aragua. A cambio, Venezuela liberó a diez detenidos -cinco con ciudadanía estadounidense y cinco residentes permanentes con otras nacionalidades- que habían estado presos sin juicio.
La Oficina Externa de EEUU para Venezuela celebró el acuerdo en redes sociales con la difusión de una foto de los diez liberados y el siguiente mensaje: “Nada representa la libertad como la bandera de los Estados Unidos. Diez estadounidenses liberados de prisiones venezolanas hoy están regresando a casa gracias al presidente Donald Trump, al secretario de Estado Marco Rubio y al presidente Nayib Bukele. América Primero en acción”.
“Les anuncio con felicidad la liberación del ciudadano uruguayo Fabián Buglione. Fue esta tarde, en Venezuela”, dijo el viernes el ministro de Relaciones Exteriores, Mario Lubetkin, en un mensaje en la red social X replicado por la cancillería uruguaya.
El hecho de que se liberara al uruguayo, detenido en octubre de 2024 en la frontera colombo-venezolana, alimentó las expectativas de que Gallo también podía ser parte del canje. Pero a último momento, Maduro exigió nuevas condiciones para liberarlo. Desde la Casa Blanca dijeron que era una condición de cumplimiento imposible, lo que terminó por frustrar el intento.
Aunque la administración Trump logró cerrar el canje y celebró la liberación de los diez ciudadanos norteamericanos, Gallo sigue preso en Venezuela. En la Casa Rosada no descartan que el deterioro en la relación entre Milei y Maduro haya influido en el rechazo final del régimen caribeño a soltar al gendarme.